lunes, 8 de marzo de 2010

LOS TERREMOTOS Y EL PROJIMO

Toda la cristiandad –y por que no, toda la humanidad- esta consternada por terremotos sucedidos en Haiti, Chile y, últimamente, Turquia (Provincia de Elazig). La ayuda humanitaria llego prestamente a Haiti, un poquito mas tarde a Chile y, por ahora, nada en Turquia. No cabe duda que la solidaridad internacional ante estos eventos se ha hecho sentir. Desde nuestro pais, equipos medicos, alimentos y elementos para suministrar energia y potabilizar agua han partido hoy -9 de marzo- rumbo a Chile y tres aviones Hercules partieron en su momento con equipo sanitario, alimentos y otros elementos para Haiti. Indudablemente que las vidas perdidas en los movimientos teluricos citados anteriormente, sin perjuicio de lo secundario cual es lo material, causan un profundo dolor en nuestros corazones.

También he leido declaraciones de distintas Iglesias Evangelicas y representantes de ella condoliendose y rogando por la asistencia de Dios, que, para no abundar innecesariamente, se pueden encontrar en la web.

Asimismo, con mi familia y parientes, hemos orado al Senor por los pobladores de esos paises, sean de la religión que sean o no sean de ninguna. Pero les traslado inquietudes – y dejo de lado las que son socio-politicas- que algunas personas jóvenes y no tan jóvenes, cristianos y no cristianos, me han presentado como consecuencia de los terremotos: ¿Es necesario que acontezca una catastrofe natural para que surjan estas manifestaciones colectivas evangelicas de amor cristiano? ¿Por que ese amor a los hombres parece mas loable cuanto mas lejos esten los hombres a los que se les debe dar? ¿Que pasa con el amor hacia el proximo, es decir, el projimo? ¿Por que no se actua de la misma manera ante la perdida de vidas aquí nomas, cerquita, (en el Chaco miles de ninos y adultos estan hambrientos y con TBC y muchos ya han muerto –genocidio etcnico-) Humildemente creo que la proyeccion del amor cristiano es para todos los hombres, pero si nos olvidamos de amar y dar lo necesario primero a nuestro proximo, al mas cercano, como lo hacemos con “los mas lejanos”, nuestra predica se debilita y queda desvirtuada. Que la Paz de Dios gobierne nuestros corazones.

Pr. Cap. O.Jose Reyes.

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